Una de los pilares
fundamentales de toda universidad es la creación de conocimiento, que les
permita a los individuos comprender una problemática y darle solución. El problema radica que en la práctica muchos
de los egresados no comprenden la importancia de la investigación en su formación
como profesionales que responderán a las expectativas y necesidades de la
sociedad. El estudiante que desea obtener un grado académico, necesita, dentro
de todas sus competencias, poseer la sensibilidad y “la capacidad para
reflexionar sobre los problemas no solo inmediatos que se encuentran a su alrededor sino también la relación que tienen estos con
los problemas globales” (Campos, S/f p.3).
Es así que el trabajo de investigación le brinda la posibilidad al investigador
de comprender la realidad con mayor precisión, analizarla desde una diferente
perspectiva y poder brindar una respuesta a la situación problemática que la
motivo.
Todos
los seres humanos hacemos investigación, dice Hernández Sampieri (2010), porque
esto responde a nuestra necesidad de entender el mundo y hacerlo más
confortable para poder vivir en él; pero la investigación científica se
diferencia de este conocimiento incidental en que esta es rigurosa, organizada,
cuidadosa, sistemática, empírica y crítica. La investigación científica nunca
es caótica, siempre se rige por un método; y, “por medio de ella, el hombre ha
alcanzado una reconstrucción conceptual del mundo que es cada vez más amplia,
profunda y exacta” (Bunge, 1989).
La
investigación científica tiene dos principios: Producir nuevo conocimiento
(cuando es básica) y resolver problemas o mejorar el medio natural y artificial
con la invención o manufactura de bienes materiales y culturales, y se
convierte en tecnología (Bunge, 1989). El conocimiento científico, que es el
fin ulterior de toda investigación, es también el punto de partida para la
generación de nuevas ideas, que redundarán en nuevas investigaciones que
obtendrán nuevos conocimientos, este es el ciclo de la ciencia. Teniendo esto
en cuenta, se puede afirmar que la investigación científica no concluye cuando
se obtienen los resultados, estos se analizan y se discuten, o se sustenta ante
un jurado. La investigación científica formal concluye cuando esta ha sido
publicada en forma de artículo científico, que podrá llegar a potenciales
investigadores que pretendan profundizar en el estudio de cierta problemática o
tratarla de diferente perspectiva. El artículo científico es, por lo tanto, un
manera de garantizar una verdadera contribución al conocimiento científico y,
por esto mismo, es de suma importancia
que este sea claro y entendible no solo para los pares del autor, si no para
los estudiantes que cursan la especialidad, para científicos de otras
disciplinas: tan
importante como el público objetivo del artículo científico son aquellas
personas interesadas en la problemática que, por diferentes fuentes, pueden
llegar a leer la publicación.
El
lenguaje con el que debemos transmitir nuestros hallazgos debe ser, por lo
tanto, simple y claro; lo que no indica descuidar la objetividad y el sentido
crítico al momento de comunicar los datos de la realidad medida y analizada. No hay lugar
para la ambigüedad en la comunicación científica, las palabras deben tener un
significado indudable.
La
redacción científica, debe tener presente el investigador, solo tiene un propósito:
informar los resultados de una investigación. Para lo que, según refiere Campos
Pérez, por ser una destreza, la Redacción científica se puede aprender y
dominar si se reúne cuatro requisitos: a) Dominio del idioma, b) dedicación al
trabajo, c) Dedicarle tiempo a la revisión del manuscrito y d) Comprender los
principios fundamentales de la redacción científica: La Brevedad, precisión y
claridad. El artículo científico debe comunicar exactamente lo que se quiere
decir, sin ambigüedades. Se debe entender
fácilmente porque el lenguaje empleado debe ser simple, con oraciones bien
estructuradas, un orden lógico en las ideas, con la menor cantidad de palabras
y sin redundancias. El investigador, deberá ser muy escrupuloso, además, con la
sintaxis, la ortografía y la gramática de su publicación.
Si
el investigador ha tenido una formación teórica y culturar inadecuada, por un
lado tendrá problemas para conocer mínimamente las teorías necesarias para
moverse con solvencia en su disciplina; y por otro lado lo incapacitará para
comunicar con eficacia sus hallazgos o, lo que es más grave, para disertar
sobre la trascendencia de los mismos. El científico, para tener éxito en sus
esfuerzos, no solo debe ser un excelente técnico, también debe ser culto, ya
que, tal como lo dijo David B. Truman (Citado por Campos Pérez, S/f), “el
especialista que está capacitado pero no educado, y que está técnicamente
calificado pero es culturalmente incompetente, constituye una amenaza”.
Una investigación
exitosa depende de una serie de variables: un adecuado planteamiento del
problema, la correcta elección del instrumento para recogida de datos, el
diseño que se decida emplear, etc. esto llevará al investigador a una mejor
comprensión del fenómeno que investiga, pero, si es que sus resultados no son
difundidos correctamente, no habrá hecho una contribución real a la ciencia.
REFERENCIAS:
1. BUNGE, Mario (1985). La ciencia su método y su filosofía.
Buenos Aires: Ediciones Siglo veinte.
3. HERNADEZ, R. y otros
(2010). Metodología de la Investigación
(5ta Ed.). Colombia: Mc Graw Hill.
4. UNIVERSIDAD DE SAN
MARTIN DE PORRES. Instituto para la calidad de la Educación S/f. ¿Qué es la tesis? (Lectura). Recuperado
de: http://www.uaemex.mx/plin/univ/univer11.html